BANCAS
Un Museo también se define por sus bancas. No es tema menor. Cuando se concibe un museo se está creando una apuesta para generar bienestar y sentarse es uno de los mínimos que tiene que garantizar cualquier institución museal: nos sentamos para descansar, para pensar, para admirar, para conversar y para crear. Una banca dentro de un museo no es un detalle superfluo sino que es la base para alcanzar esa institución incluyente, creativa y que piensa en las necesidades más básicas.
Cuando comencé a trabajar para el proyecto del Museo Panóptico de Ibagué, el curador Germán Ferro me hizo notar esto “Una banca define la personalidad de un museo”, y así fue: duré casi dos años pensando cuál podría ser el carácter que le traería una banca a nuestro proyecto.Recordé un viaje a Honda, Tolima en el que principalmente fui en busca del famoso puente ferroviario que cruzaba el Gualí. Yo lo recordaba de mi niñez tanto como el imponente puente ferroviario que solíamos cruzar con mi familia desde Girardot a Flandes en las vacaciones escolares. Esa profunda obsesión por los trenes que me trajo esta experiencia me llevo a buscar de nuevo el legendario puente Pearson de Honda. Para mi tristeza, ya no existía. Un vecino en la ribera me contó como resistió la fuerza del río durante la avalancha de 1985, la misma que sepultó Armero y parte de Chinchiná, pues el deslave se fue por varios ríos entre los que se cuenta el Gualí. El puente y sus debilitadas bases lograron resistir otros veinte años para sucumbir ante la corriente a principios de 2006. No tuvo ningún funeral honroso y como cuenta el historiador de Honda, Tiberio Murcia, el puente fue vendido rápidamente por chatarra. Ni siquiera se molestaron en salvar alguna placa que evidenciara su fabricación en Inglaterra. Duré pensando en el sentido de la muerte del puente Pearson durante un par de años. Me afligía la impotencia de ver que un país entero era capaz de enterrar su pasado ferroviario basado en disculpas mediocres.
Un día llegó una pequeña idea, sencilla y eficiente, como los puentes ferroviarios, que se hizo realidad para el nuevo Museo y se convirtió en aquella pieza base para pensar, reflexionar y crear alrededor de las memorias de todo el Tolima: Hacer una banca de museo con las formas del puente Pearson.
Hoy, esta banca, la “Banca tipo Pearson” como me gusta nombrarla de forma un tanto burocrática, es un pequeño recuerdo y un homenaje a esos puentes abandonados que resisten con valentía el olvido y que son el objeto que desatan memorias emocionantes y perspectivas sobre el futuro de lo que puede ser un país dispuesto a emprender grandes tareas para vivir mejor. Aún creo posible que Colombia puede tener una red de ferrocarriles activos que ayuden a mover las personas y sus ideas con una huella mínima de impacto al medio ambiente. Un museo tiene la misión de mover comunidades para crear futuros posibles y en esta banca espero que se sienten los visitantes que crearán estas nuevas realidades.
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